Una vez, un turista refrescado por una botella de Chianti decidió tomar una foto de un siglo colocando su dedo en una fuente para beber, es bueno que digas un dedo, y de hecho, dando dos pasos con los pies en mármol mojado, apoyó la cabeza contra la pared y rompió el recogedor en dos lugares. Y como en cualquier situación incomprensible tenemos que sacar la guía porque debe hacerlo todo el mundo, tuve que salvar a un turista.